viernes, 3 de agosto de 2012

2 de Agosto de 2012. Ntra. Sra. De los Ángeles
Solo se conoce lo que se ama.
A una hora temprana, a eso de las cinco de la mañana, sonó el teléfono en alguna que otra habitación. A las seis estábamos saliendo dirección a Nauta. Elías fue el profeta por excelencia del monoteísmo que lucho denodadamente contra los profetas de baal. Elías era el chofer que nos llevaría en nuestros primero noventa y tantos kilómetros por una carretera nueva en dirección al puerto de nauta. El grupo estaba feliz radiante, cantando durante las dos horas de camino, frente a los pasajeros silenciosos de la zona, el bullicio, la fiesta y el gozo nos hizo hacer un recorrido por lo profano y lo religioso con la guitarra de nuestro compañero Miguel A. Martin T.  Atravesamos el rio Itaya, paramos para hacernos una foto y enseguida llegamos. El mercado, los olores y colores nos iban situando. `
En el puerto un rápido nos esperaba, Oryson nos llevaría a través de los tres ríos hasta Jenaro a nuestros compañeros P. Lorenzo Saavedra, Ana L. Marín, Pilar Herrero,  M. Teresa,  e Irene y hasta Requena a Francisco Cañestro, Miguel A. Martin, Nacho Ugarte, Adela, María Pérez, María Sánchez de Tembleque. En tres horas estábamos en nuestro destino. El silencio sucedió a la algarabía del minibús que nos condujo hasta allí. El imponente marañón, con su color ocre, la amplitud de su cauce y la inmensidad que se nos dibujaba por delante nos hizo comprender enseguida la proporción de nuestra presencia, de nuestro ser. Troncos flotantes, hábilmente esquivados, nenúfares, islotes, y el verde que amenaza el mismo cauce de un rio que lleva en un solo caudal el agua de todos los ríos españoles nos abrió a la admiración, al estupor, al sueño que reparaba nuestro madrugón. El Marañón se encuentra con el Ucayali y forman el inicio del Amazonas, lo dejamos atrás, avanzamos por el Ucayali. En las orillas se iba adivinando la fuerza de semejante caudal, en os puertos varados, en las mordidas de la selva.  Las redes salvadas por unas botellas blancas nos indicaban que en aquellas orillas había cerca un poblado. Algún lagarto, caimán o cocodrilo, Martin pescador, garcetas, gallinazos sobrevolando los márgenes del rio, reclamando su cuota, nos acompañan hasta Jenaro, hasta Requena. Aquí entramos por el Tapiche, verde como el color del té.
El puerto impresiona, llegamos a un barrizal, cogemos el motocarro que nos conduce hasta la casa. Atravesamos el fango, en un camino que nos recuerda a lo tantas veces narrado por el gran Dominique Lapierre , por ejemplo en India Mon Amour, los desagües, en una especie de odisea contra el equilibrio y el sentido común circulatorio… al fin llegamos a la casa de Manos Unidas. Allí el Obispo, D. Juan Oliver y el P. Lorenzo García nos acogen. Con sencillez, con cordialidad accedemos a una de las casas hermosas de la zona y del Vicariato. La impresión en nosotros es contenida, en la noche tendríamos ocasión de sincerarnos.  Nos llevan a comer a un restaurante al lado de casa que parece desdecir  todo lo anterior. Por cinco soles un rico menú a base de pollo. Descansamos un poco y a las tres nos espera el P. Lorenzo para dar un tour por Requena.
Esto nos devuelve a la realidad, la pobreza, la falta de higiene, la construcción sencilla, básicamente a base de madera, con suelos pisados de tierra, en calles sin asfaltar, sin red de desagües… Aunque todo parece más digno por ese verde emergente que parece querer ocultar lo más cotidiano. Los techos de calamita aún no se imponen a los techos de paja, de hojas secas que aíslan de la lluvias frecuentes. El calor nos agota, sudamos y bebemos, bebemos y sudamos, el sol pica, obliga a los numerosos perros sarnosos e indolentes, a buscar la sombra a esperar que pase este bochorno que aquí no pasa nunca. Nos tropezamos los alzados de las calles que varias veces iniciaron su asfalto y que solo han conseguido terminar con el presupuesto, con las cloacas abiertas y que seguro que algún día acaban. Las torres del agua potable, que no llega a ningún lugar, pero que parece recordar a todos que es algo muy necesario, los colegios, las capillas del Vicariato. La presencia franciscana tan imponente como el caudal del Ucayali, como el verdor del Tapiche.  Los numerosos recuerdos a estos santos franciscanos que fundaron Requena, que la siguen fundando hoy. En medio de todo una cabalgata que nos recuerda el 105 aniversario de Requena el próximo 23 de Agosto.
Sin más fuerzas nos vamos a casa nos duchamos y nos vamos a la Catedral, a la Iglesia, apenas tres minutos de nuestra casa. Allí los chicos de los colegios se disponen a celebrar la eucaristía, la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles.  Preside el Obispo, concelebran el P. Lorenzo G. y Fran Cañestro. Nos llama la atención lo bien que cantan y tocan los chavales de este colegio.
Tras la celebración, D. Juan Oliver explica con unos power points lo que significa Ntra. Sra. De los Ángeles en la vida de San Francisco. La indulgencia plenaria.
Este fue el punto en el que pudimos contactar con la gente de este lugar. Hasta ahora nos observan, nos evitan si pueden, nos saludan si no hay otra, pero en la tarde en la misa. Los niños se han abierto del todo. Nos han preguntado, primero tímidamente, abiertamente después, todo: el F.C. Barcelona, el R. Madrid, que comemos, por que somos  tan altos, que hacemos allí… que gozada. Esto nos ha hecho conocer el perfil más humano de los descendientes de los cucamas y caucheros,  mas cierto de esta tierra.
Una cena, una evaluación de grupo, y a dormir mañana a las siete nos espera una nueva jornada.
Qué grande es Dios, que hermoso, que profundo, como cuida de sus criaturas, como nos ha traído hasta aquí, porque no se olvida ni de uno de nuestros cabellos, cuanto más de sus hijos. Nosotros hoy somos esperanza, alegría, y fe viva para los habitantes de Requena. Sus pastores fuerza y estimulo de Dios para nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario