jueves, 16 de agosto de 2012

A la hora de nona

En torno a las tres de las tarde nos suele recibir el Sr. Obispo D. Juan Oliver Climent en la Misión Franciscana de Requena. Nos ha concedido este tiempo de tertulia y formación, de confidencias podríamos decir; de experiencia compartida con estos jóvenes voluntarios para la misión. Agradecemos su acogida, su entrega y su tiempo. Sin duda alguna sin sus palabras nuestra pobre experiencia quedaría sin el horizonte de comprensión imprescindible que aporta la experiencia de pastor y su recorrido por esta tierra, que él considera también suya. Desde ahí aún tiene más valor estas palabras a la hora de nona.

La primera realidad  que nos descubre es la extensión del Vicariato de Requena, equivalente  a la extensión de Andalucía, este territorio está dividido en ocho parroquias, con sus decenas y decenas de poblados. De ellas tres se han quedado sin misionero: Tierra Blanca, Orellana y Santa Elena. Con el agravante de que en Orellana hay comunidad de religiosas que quedan también desatendidas. Las soluciones no son fáciles. Pero desde esta realidad es bien comprensible el grito de San Francisco Javier  desbordado por la realidad, preocupado en extremo por la salvación de aquellas almas, que pedía a sus compañeros de Paris que fueran en su auxilio. Como bien sabemos la respuesta no fue inmediata.

La historia de San Francisco, su vida, su conversión, su visita a Tierra Santa, la realidad misionera de la Orden Franciscana desde sus orígenes fueron otro de los temas en los que nos ilustró el Hno. Juan. La historia del Vicariato, aún no tiene un siglo de existencia, que fue confiado (como otros seis) a la Orden Franciscana. Su andadura al frente del mismo desde hace ocho años y el desarrollo del mismo se llevaron la mayor parte de las preguntas y aportaciones de los participantes.

La educación y su problemática también estuvieron presentes a lo largo de nuestras reuniones. Sin ánimo de ser exhaustivo recogemos algunos datos, que puedan servir para la reflexión del lector, luego cada uno de nosotros sacamos nuestras propias conclusiones y hacemos nuestra síntesis personal.  La falta de vocación de los profesores, su escasa profesionalidad, el abuso de menores, la compra venta de las calificaciones, la falta de incentivo en los alumnos, la escasa habitabilidad de sus casas, la ausencia de una estructura familiar que acompañe y eduque a los más pequeños de la casa, son las lacras de toda una sociedad. Los casos de bullyng y violación están presentes a lo largo del Vicariato, problema al que se le añade los arreglos por unos cuantos soles de la situación, sin que la realidad se denuncie o se llegue a sentenciar. Bien es cierto que en las realidades educativas que dependen del Vicariato, que no son pocas, el procedimiento es mucho más expeditivo, retirando de sus puestos a los responsables. Ante este panorama no están claros los valores que se están transmitiendo desde la familia. Familia formada en su inmensa mayoría por la madre,  la ausencia de padre es más frecuente de lo deseable. Esto tiene una complicación más, la escasa identificación sexual de la población joven, que se encuentra a merced de gente sin escrúpulos ni principios. Un dato que puede ilustrar este abandono de los niños y jóvenes por su progenitores, afanados quizás en encontrar alimentos  bien cultivando la chacra ya en el mercado, fue el de aquella situación que denunció la Hna. Mercedes. Se trataba de una  niña de doce años que fue violada y embarazada y en su declaración ante la policía, con su verdugo presente,  afirmó que le prometió un plato de comida.

La realidad de los ancianos abandonados a su suerte, como han podido comprobar nuestros compañeros sanitarios y voluntarios, es otra de las lacras de esta sociedad que es incapaz de cuidar de sus pequeños, de sus mayores. Muchos permanecen postrados durante semanas en la misma posición, malnutridos, deshidratados, sin higiene, sin atención de los que le rodean. La imposibilidad del Vicariato para hacer frente a esta realidad, a pesar de las ayudas recibidas que no son pocas, no se llega a poder atender esta realidad que va in crescendo y que desborda la capacidad de esta porción de la Iglesia confiada al Hno. Juan.

A la hora de nona Jesús inclinó su cabeza, hora de gracia, en que Dios da su paz a la tierra por la sangre de Cristo.

1 comentario:

  1. Hola amigos: Paz y Bien
    Os leo y también, por fin, os he visto en plena selva. Sí, increíble donde os habéis metido pero MARAVILLOSO. No me cabe duda que será una experiencia inolvidable.
    Me gustaría mucho estar allí entre vosotros así que agradezco que me dejéis acompañaros como puedo: con la fuerza de mi amor y la oración. La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma ¿no es cierto? Os pido que acojáis esa "energía" que os mando y continuéis derrochándola en sonrisas como las que contemplo en vuestros rostros, en comprensión, compasión y amor, en disponibilidad y entrega. Y que no se apague nunca el brillo de vuestros ojos.
    Un abrazo grande para cada uno
    María

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