miércoles, 1 de agosto de 2012

A las 13.45 H. tomó tierra el avión del LAN en el aeropuerto de Iquitos. Al descender por la escalinata creíamos que los motores desprendían un gran calor, bajabamos y conforme nos alejábamos del aparato comprendimos que el golpe de calor que sufrimos era el abrazo de bienvenida de esta tierra tan cálida como verde. A la salida nos esperaba Roberto, joven que trabaja al servicio del Vicariato de Requena. Tenía organizado los taxis que nos llevarían hasta el hotel el Dorado Isabel. Los taxis eran viejos y algo angostos. Poco a poco nos íbamos situando. Las innumerables ofertas que no entendíamos, el sabor a viejo, la cara amable, el calor pegajoso nos hizo comprender que estábamos más cerca de la Misión.
Las carreteras llenas de motocarros y gente alrededor, nos condujeron al centro de esta ciudad que recibió su nombre de los antiguos indios Iquitos, hoy desplazados a la selva más profunda. Un paseo por una ciudad amplia, desgarbada, pobre pero que aún retiene el esplendor que en otro tiempo le dio el caucho nos condujo al centro histórico.
Atentamente nos acogió, la Srta. Olga, que también trabaja al servicio del Vicariato, distribuimos las habitaciones y fuimos a comer una espléndida comida peruana a un bar junto al hotel. Por solo cinco soles saciamos nuestra hambre, nuestra ansiedad e incertidumbre, conforme se dibujaba el perfil del departamento de Loreto (al que pertenece la ciudad) y de la próxima jornada.
Tras recuperar fuerzas dimos un amplio paseo por la ciudad, mientras otros reponían fuerzas en la pequeña  y coqueta piscina del hotel. El río, el mismo que aparecía en el cartel del verano misionero, parece alejarse de la ciudad en este tiempo de sequía. Las casas flotantes, el seminario de san Agustín, y un pequeño bulevar lleno de artesanía hacen frontera con el río. El cuartel con las banderas de la nación, el bullicio de la calle, la plaza de armas y los rostros cetrinos de sus habitantes nos han acogido después de venticuatro horas que dejamos atrás Madrid.
Ahora celebraremos la eucaristía en la iglesia catedral de este vicariato de Iquitos, después daremos un paseo, tomaremos algo y prepararemos nuestra partida para Jenaro Herrera y Requena
A las seis de la mañana nos espera el ómnibus que nos llevará a Nauta, hora y media de viaje, allí nos espera un rápido que en tres horas nos llevará a Jenaro y Requena. No podremos llevar nuestras maletas con nosotros simplemente no caben. Hemos traído todo lo posible tanto como todos nuestros miedos, tales que la selva (325.000 Km. Cuadrados) se ha quedado pequeña. Una pequeña mochila nos bastará para comenzar la misión, toda una profecía y todo un reto.
Internet no es una prioridad de esta zona del planeta, funciona pero de aquella manera. En Jenaro habrá unas tres horas de electricidad, en Requena quizás algo más.  Así que también nos vamos despidiendo de esta dependencia o de esta necesidad. Estamos bien, muy bien, contentos, nerviosos, expectantes, ilusionados, confiados, con ganas de adentrarnos en el corazón de la selva, en el corazón de Cristo y vivir allí.
El obispo D. Juan Oliver nos ha llamado, ha previsto nuestro viaje, nuestra acogida y nos espera. También Severino llamó desde Lima para saludarnos para acogernos.
Gracias a todos, a los que desde allí nos leéis y rezáis  y a los que aquí nos acogen, todos sois expresión y prueba del inmenso amor de Dios que se nos manifiesta como Padre Bueno.

3 comentarios:

  1. Acababa de 'descubrir' el blog y me encuentro las primeras noticias!! Qué alegría que todo vaya bien. Gracias por la crónica, estaremos pendientes de cada paso que déis!

    Que vaya bien el viaje a Requena/Jenaro. Desde aquí rezaremos!! Un abrazo fuerte.

    María José

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  2. Me alegro un monton de que podais llevar la alegria de Cristo a los lugares mas reconditos de la tierra. Recordad que la mejor manera para evangelizar ds utilizando nuestra sonrisa. Besos y abrazos para todos. Que jesucristo camine a vuestro lado.

    Serafin Velasco

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  3. ¡Qué alegría el estar por esas tierras tan queridas!
    Observad todo que en ello está la presencia del Dios de la Vida hablándoos de lo bello que es su mensaje.
    Iquitos, Nauta, San Regis, .... recuerdos maravillosos.
    Dios bendiga vuestra experiencia y vuestra misión.
    César, VIcaría IV

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